sábado, 5 de noviembre de 2011

All the people moving



 “Highlights” de las últimas semanas:
Dirndl (traje típico)
   Residencia “Molker”: es la típica residencia que te recomiendan cuando todavía estás por España. Famosa por las fiestas y por estar plagada de españoles. Puedo dar fe de ambas cosas, que además suelen ir de la mano. El edificio es completamente blanco por dentro: paredes, puertas, suelo… pero creo que todavía no han descubierto lo que es una fregona. Conclusión: suelo de discoteca y paredes como el Guernika. Y luego lo que te encuentras en cada apartamento…

   Lo que no me habían contado es que está en un barrio lleno de bares con luces rojas, con unas señoritas muy amables que están en la calle y te invitan a tomarte algo con ellas =) Y por allí cerca está el parque de atracciones, donde también pusieron las carpas del Oktoberfest: ese festival donde la foto más repetida es con una teutona que carga litros y litros de cerveza. Por esa zona también descubrí una tienducha regentada por un matrimonio extranjero, donde hacen el Kebab más rico que he comido en mi vida. Lo curioso es que no es un “turco”, sino un ultramarinos o algo así, más cutre imposible. Y en una esquinuca hay un palo de esos con la típica carne con la que hacen los durums. Debe ser la roña, que le da un sabor especial a los bocadillos esos…




Ohh yeah!
   En la residencia pasé los días básicamente buscando piso (que mi contrato sólo era para 10 días). Y me considero afortunado, pues hay gente que se ha tirado un mes para encontrarlo. Dos días antes de quedarme sin piso y pasar a ser un homeless, la cigüeña me llevó a mi nuevo hogar…






   Piso: una de las pocas respuestas que obtuve a los más de 50 correos electrónicos que envié mientras buscaba piso (aquí todo funciona por internet, nada de tablones universitarios) fue de Martin. Así que quedé con él para ver la habitación. Cuando llegué me dijo que también esperaba a otra persona que iba a ver el piso. Aquí las cosas funcionan de manera diferente: primero tienen que contestar a tu llamada/correo/mensaje, luego quedas con ellos para ver el piso, después les confirmas que estás interesado, y finalmente ellos deciden a quién se lo alquilan ya que puede haber unas 10 o 15 personas interesadas. Además, Viena no es una ciudad con mucha oferta de alquiler, ya que es muy compacta (pocas viviendas, y menos vacías) y el 50% vive de alquiler aproximadamente.

Prater de Viena
   La otra persona que iba a ver el mismo conmigo era una chavalita joven, muy guapa, acompañada por un tipo de su misma edad. Austriacos ambos, parecía que se entendían bien con el casero. Durante toda la “visita” no pararon de hablar de varios asuntos. A pesar de que lo hacían en alemán, conseguí entender varias cosas, como que la tipa quería pintar las paredes de la habitación, llevar su piano al piso… Lo que se me pasaba por la cabeza era que yo no tenía muchas opciones si Martin tenía que elegir entre un español sin afeitar y una austriaca cachonda. Para mi sorpresa, al salir de la “entrevista” me comentó que yo era su favorito de todos los que habían visto el piso. Esa misma noche me confirmó que el piso era mío si seguía interesado. Días más tarde me confesó que no le interesaba vivir con una chavalita que le iba a invadir la casa con sus cacharros y de la que sospechaba que estaba medio zumbada.

   Así pues, metí todos los cacharros en las maletas (gracias a Blanca y Salva por la ayuda!) y cambié de aires. Vivo al otro lado del río, alejado del centro, aunque la conexión con transporte público no está mal. Mi casero y compañero de piso es Martin, un chico austriaco de 32 años que a pesar de haber estudiado Diseño Industrial trabaja como consultor en temas relacionados con la informática/telecomunicaciones y también es profesor en un colegio en los Alpes. Un tipo tan majo que nada más llegar me invitó a una cerveza (de las buenas), al día siguiente me preparó un desayuno típico vienés, y del que no tengo queja ninguna. Habla inglés perfectamente, y también sabe algo de español y ruso. Así que tengo un nativo para mí solito que no duda en explicarme todo lo relacionado con el país. Incluso me prepara de vez en cuando algún plato típico o se viene conmigo de compras para que no me pierda haciendo la compra. El primer día en el supermercado me llevé el diccionario y estuve 1h30 para comprar cuatro cosas, que si no aparece una foto es un caos saber lo que estás comprando.

   Y qué bien sienta deshacer la maleta completamente y saber que no vas a tener que cambiar de cama en los próximos meses ^^ Y tener nevera donde guardar cosas, y una cocina sin ollas con macarrones que llevan ahí una semana, y un baño limpio, y la TV más grande que he visto en mi vida, PS3… En fin, no me quejo.

Edificio del Parlamento
    Viaje a Budapest. Aprovechando que esto es el centro de Europa y todavía hace buen tiempo para viajar, dejé de lado mi PFC durante 10 días (sí, lo que venía a hacer aquí al fin y al cabo) para unirme a un amigo que estaba de ruta por Europa. Tras unos días aquí en Viena en los que me tocó hacer de guía, nos fuimos rumbo a Budapest. Una de las mejores cosas de Viena es que hay muchas ciudades importantes cercanas: Praga, Bratislava, Budapest, Münich… Así que nos fuimos a pasar un día por la capital eslovaca (no da para más), y de allí partimos hacia Hungría. En Facebook hay una carpeta de fotos de Budapest, así que no hay mucho que contar: nos metimos a dormir en un ‘hostelhippie, una especie de piso de estudiantes enorme, donde alquilan algunas habitaciones: sábanas más pequeñas que el colchón, persianas que se sostienen con palos y no se pueden bajar, suelos y paredes donde faltan azulejos… Nada del otro mundo y bastante cutre en muchos aspectos, pero con un toque acogedor muy original. Música reggae 24h, buen ambiente…

   Sobre la ciudad, muy interesante. Bonita y de día y preciosa de noche. Lo más impactante de la ciudad es que casi todo cabe en una foto: el río atravesándola por el medio, los puentes para cruzarlo y los edificios en las colinas o en la misma orilla del Danubio. Te sitúas en el medio y el paisaje es espectacular. En Viena, por ejemplo, no hay esa misma sensación. El río queda a las afueras y la ciudad es completamente llana. Punto por punto quizás sea una ciudad más bonita, pero no lo tienes todo “a la vez”, ya que cando te sitúas en el centro lo único que ves es el edificio que tienes en frente.

Prost!
   A la vuela de Budapest, descanso. Eso pedían mis pinreles después de 10 días pateando una barbaridad, y llenos de heridas y ampollas desde el primer día (Nota metal: no estrenar calzado antes de un viaje). Ni las termas húngaras con agua a 36º pudieron curar eso. La cerveza parece que sí lo está haciendo =) Habrá que seguir con el tratamiento…

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Die Universität


Vale, ¿dónde os dejé?... Ah sí, estaba en el albergue, y de aquello hace ya unas dos semanas. Se estaba bien en aquel sitio, aunque no tuviera ni cocina ni nevera ni nada. Tan sólo un lavabo al lado de la cama. El resto del cuarto de baño estaba esparcido por el piso: un retrete en un cuartucho al fondo del pasillo, y una ducha comunitaria al otro lado del mismo (como en un equipo de fútbol, pero aquí te encuentras duchándote entre un viejete que maldice en alemán y turco que jura en arameo). Poco a poco uno se va acostumbrando a que las cosas funcionan de manera distinta allí donde estés. De esos días me quedarán recuerdos variopintos: patear el barrio, buscar comida para sobrevivir (harto quedé los primeros días de comer bocatas caseros de cualquier cosa), descubrir que los del NovaCaixaGalicia me vendieron una tarjeta de crédito sin comisiones en el extranjero que no funciona en ningún cajero…


Universität Wien
Otra de las cosas que hice durante la primera semana fue una especie de “curso de orientación” en la facultad. De hecho, ese fue el motivo por el que me tuve que venir tan pronto para aquí, ya que el curso era compulsory (obligatorio). En Viena hay muchísimas universidades, y cada una puede estar formada por varios edificios, que a veces están muy separados entre sí. El más famoso es la sede central de la Universität Wien, situada en pleno centro histórico. La mía, en cambio, está fuera de los distritos centrales, entre el canal del Danubio y el propio río Danubio (es un caos, hay Danubio, Nuevo Danubio, Alto Danubio, canal del Danubio… por cierto: lo del Danubio azul es una trola, tiene más mierda que el Pisuerga, que ya es decir). Pues eso, que mi universidad es la (a ver si lo escribo bien) Fachhochschule Technikum Wien, que viene a significar Universidad de Ciencias Aplicadas Técnica de Viena. No tengo clases, pero por lo que he podido averiguar, es un estilo más minimalista: nada de aulas con 120 personas que huelen a humanidad a los 20 minutos.  Y cuidan bastante los detalles: desde que llegué aquí me han regalado una mochila llena de telares de publicidad (camiseta, cuaderno, bolígrafo…), una tarjeta para manejar las máquinas fotocopiadoras (¡cargada con 20€!), y me han invitado a cenar en un garito en pleno centro (éramos varios y la cuenta ascendió a más de 600€, todo pagado por la universidad), a comer en una terraza (ídem) e incluso a desayunar algún día que hemos quedado para hacer algo. Además nos organizan jornadas especiales para los Erasmus (por lo menos una al mes) para que nos integremos bien. Todo gestionado por gente bastante competente. La encargada de los Erasmus aquí es una chica joven, Erika, increíblemente agradable y con mucha paciencia. Vamos, haciendo resumen, casi como en cualquier universidad española…

Fachhochschule Technikum Wien
El curso de orientación, que ocupó un par de mañanas, consistía en una charla bastante distendida con un tipo de estos que trabajan para empresas en labores de recursos humanos, motivación laboral, etc. Ahí estábamos 5 españoles (en la ciudad el 90% de los erasmus españoles son de Madrid, Valencia y Navarra/PaísVasco), 2 surcoreanos (entre ellos un chaval que dijo haber pertenecido al ejército y ser experto en dispositivos antiterroristas), 3 búlgaras, 1 húngaro, 1 belga y 1 sueca (¡morena!). En el segundo grupo de orientación hay más surcoreanos, un inglés, un suizo, otro sueco… y otros cuantos españoles. Pregunta de trivial: ¿quién tiene el nivel de inglés más bajo? Efectivamente, los españoles. Quizás sólo por detrás de los surcoreanos (bastante lógico dado que cambiar de una lengua asiática a otra europea debe de ser complicadísimo) y de la gente del este (cuyo segundo idioma allí es el alemán, no el inglés). Todos tienen excusa. Nosotros no. De hecho, cuando pensé en solicitar una beca para venirme al extranjero pensaba “joder, tengo buen nivel de inglés, no creo que tenga problema”. Luego llegas aquí y te encuentras por la calle con que tienes que preguntarle algo a alguien:

Iglesia Votiva (Votivkirche)
 -Entschuldigung, sprechen Sie Englisch
      (Disculpe, ¿habla usted inglés?)
-Yes, a little bit… 
      (Sí, un poquito…)

Y en ese momento piensas: “madre mía, a ver si soy capaz de entenderme con el cavernícola éste que no tendrá ni papa”. Y he aquí que el policía al que le preguntas comienza a rajar en un inglés que parece salido de cualquier escuela británica, con un acento perfecto, y a toda ostia, ante lo que se te queda cara de gilipollas y complejo de españolito cateto recién salido del pueblo. Y donde he puesto policía puedo poner vendedor ambulante, cajero de supermercado, señora de la limpieza… (sin menospreciar a nadie, sólo quiero hacer ver que el 90% de la gente habla inglés de manera fluida sin ser necesario tener estudios universitarios). Eso sí, borracho hablo como Shakespeare. Es increíble lo bien que se habla con unas cuantas cervezas encima. En cambio, el alemán lo uso poco. Después de Navidad me apuntaré a clases para mejorarlo, ya que ahora prefiero hablar con la gente nativa en inglés, salvo para unas pocas cosas: pedir una cerveza (¡qué cervezas!), una salchicha (¡qué salchichas!) o la cuenta (¡qué caro todo!)… Otro día cuento cómo va el tema del trinken (beber) y essen (comer). Un adelanto: imaginad la cara que se os quedaría si descubrís que lo que os acabáis de comer (Beuschel, plato típico vienés, comida en lata porque paso de andar comprando telares ya que me voy de aquí en dos días) no son más que vísceras de vaca cocinadas con nata ácida. Mmmmm rico rico!!!

Bierrrrrrrrrrrrrr!!!
 Ahora me piro, que entre las variadas actividades con las que se encuentra un Erasmus, una de las que más destaca es la de acudir lunes y miércoles a un par de bares donde se sirven copas y cócteles a 50 céntimos entre las 7h y las 8h de la tarde. Sí, aquí la fiesta empieza antes J En la siguiente entrada os cuento cómo ha ido la cosa por la residencia de estudiantes donde estoy viviendo ahora mismo, y de la que me echan el viernes por la mañana. Pero tranquilos, creo que ya tengo piso…




martes, 13 de septiembre de 2011

Wienvenido...


Tranquilos, no me estoy volviendo ‘friki’ ni nada de eso. Simplemente he decidido crear un pequeño blog para postear algunas cosas, ya que muchos me preguntáis lo mismo y no me apetece repetirlo tantas veces. Algunos lo llaman pereza. Otros, pragmatismo.

Al principio pensé en escribir en inglés, pero he aquí que mi pragmatismo me lo impide. Luego pensé en escribir en alemán para ir mejorando mis habilidades en la lengua teutona (de momento mi nivel no alcanza para mucho, luego cuento un par de anécdotas para que os deis cuenta del problema), pero no sé si os enteraríais de mucho… Así que lo haré en castellano. Lo siento si algún ‘cani’ aparece por aquí.

Aeropuerto de Viena.
Por aquí os iréis enterando de cómo va esto. Tampoco lo pienso contar todo, ni ganas que tengo. Que para algo me he ido de Erasmus =) Sólo de lo políticamente correcto. El que quiera la historia completa, que venga a verme y demuestre que merece mi confianza. Serán bien recibidos: embutido nacional, libros, alcohol, ropa, etc. y un largo sinfín de cosas que me irán haciendo falta. Y es que los 20kg de la maleta de AirBerlin no dan para mucho. Hablando de AirBerlin

Después de un largo periplo de dos días (Ponferrada, Cabañas, Valladolid, Madrid, Palma de Mallorca, Viena) llegué aquí el lunes 12 de Septiembre por la tarde. Teniendo en cuenta que salí del pueblo el domingo 11 después de comer, no está nada mal (tarda más el autobús Cabañas-Valladolid que el vuelo Palma-Viena :S ). Uno de los mayores inconvenientes de esta ciudad es que no hay vuelos directos aquí desde el norte de España. O eso creo de momento. Tuve que hacer escala de 2h en Palma de Mallorca, y acabé llegando a Austria a eso de las 18:00h (no hay cambio horario). Acabé haciéndome amigo de un ingeniero sevillano en el avión, un tipo muy majo que me ofreció sus servicios (sé que suena mal) en muchas ciudades europeas. Al llegar al aeropuerto de Viena, me tocó hablar en inglés con un portugués para enterarnos de cómo llegar a la ciudad, y luego en alemán con un taxista negro que parecía sacado del guetto. Hasta ahora, no he encontrado a nadie que hable castellano, y no será por las veces que he preguntado eso de “¿Entschuldigung, sprechen Sie Spanisch??”.

Patio interior en el albergue.
  De momento estoy en un albergue hasta el lunes 20 de Septiembre. Es la opción más económica que he podido encontrar. No es ningún lujo, pero tengo habitación doble para mí solito. Y conexión a Internet, previo pago de 15€ por una semana. El Skype lo utilizaré con cuentagotas, que tengo límite de 10Gb. En Viena el alojamiento es carísimo. Así que aquellos que queráis venir a visitarme deberéis esperar a Octubre, que es cuando espero tener piso. Desde el 20 hasta el 30 de septiembre estaré en una residencia universitaria (Molker), para conocer gente y meterme un poco en el ambiente. Creo que el Oktoberfest (que curiosamente es en septiembre) este año tendrá que esperar.

Calle del albergue. Son así casi todas.
Poco más que contar de momento. He venido cargado de ropa de invierno, y hace un calor que te-torras. Los calcetines de invierno no valen esto: quedan fatal y se me asan los pinreles ^^. Maldito el gracioso que me avisó del frío. Ayer salí a dar una vuelta por la noche, y acabé cenando en una terraza del calor que hacía. Por cierto, si alguna vez vais a tierras germano-parlantes no se os ocurra pedir una pizza con pepperoni. Aquí llaman pepperoni a las guindillas jalapeñas. Estaba deliciosa ¬¬. El alemán es muy gracioso. No conforme con lo de la pizza, he bajado esta mañana a comprar una botella de agua y he descubierto que si dices que quieres simplemente agua, te la venden con gas. Deliciosa también. Y menos mal que me traje algo de comida, que me han cobrado 1.30€ por una baguette en un supermercado aquí al lado. No sé por qué, pero el pan resulta bastante caro. Pero queda de **** madre con un buen salchichón del Bierzo…



*Nota mental: "agua sin gas" se dice: Natürliches Mineralwasser ohne Kohlensäure